Nuestros caminos

Curiosamente cuando Iván y yo decidimos emprender juntos se nos hizo muy fácil escoger en qué íbamos a trabajar. A fin de cuentas él se crió en el campo y desde pequeño le apasionaban los animales. Así que a la corta edad de 7 años, cuando se vio en la necesidad de trabajar, encontró un trabajo ordeñando vacas. De esta manera ganaba un salario, con el cual compraba los útiles para ir a la escuela y aportaba a la economía del hogar. Cuando salió del colegio sabía bien que quería seguir en este campo. 

Por mi parte yo me crié en la ciudad, había estudiado agronomía en la universidad y sabía que me encantaba el campo. Siempre me ha gustado trabajar con animales, desde pequeña ayudaba a entrenar los perros en la finca de la familia y en la universidad pasaba mucho tiempo en la finca pecuaria. Realicé además mi pasantía en el tema de bienestar animal. Cuando iniciamos con Capriela yo acababa de dejar mi trabajo en desarrollo web, una ocupación que en definitiva pagaba muy bien, sin embargo no me sentía realizada en eso. Así que estaba tratando de forjar mi camino de regreso al agro. Para mí era claro que encontrar empleo en esto iba a ser imposible luego de tantos años de trabajar en otro campo. 

Abordando nuestras diferencias

Los dos estamos muy orgullosos de nuestros orígenes y amamos infinitamente a nuestras familias. Tenemos muy claro que hay grandes diferencias en nuestras crianzas que hacen parecer que vinieramos de dos mundos distintos. Sin embargo, la manera de abordar estas diferencias ha sido la clave para que todo funcione como lo ha hecho hasta el momento. Si ven, nosotros disfrutamos de nuestras diferencias a lo grande. Las aceptamos y en lugar de aferrarnos al mundo como lo conocíamos, decidimos aprovechar este contraste para aprender del mundo de cada uno, mundos que en realidad son uno sólo, especialmente para nuestra hija porque ambos son el mundo que conoce, el mundo que ama.

Lo que nos une

Resulta que, aparte de compartir esa pasión por los animales, tenemos en común nuestra profunda admiración por la naturaleza y nuestros valores. Decidimos emprender con cabras porque era claro que a ambos nos encanta la actividad lechera. Ahora bien, las vacas estaban fuera de la ecuación porque de niña yo tuve mi dosis de experiencias traumáticas con animales grandes y todavía hoy me siento intimidada por ellos.

Encontrando el balance

Sabemos que estamos lejos de la perfección pero sentimos que nos complementamos bien: por un lado Iván del campo, por el otro yo de la ciudad, por un lado él con la experiencia práctica, por el otro yo con la teoría, por un lado él con la fuerza, por el otro yo con la atención a los detalles, por un lado él con el empuje y por el otro yo con la estructura. Nuestras características personales se suman y se balancean entre sí, dándole un carácter y un valor único a esta finca.

Ya tenemos varios años de experiencia con cabras y ¡vaya serendipia! Estas criaturas son realmente divertidas, nobles, complejas, y perfectas. Ellas nos han enseñado muchísimas cosas a lo largo de este tiempo y serán las protagonistas de nuestra próxima publicación, donde les compartiremos algunas de estas enseñanzas.

4 thoughts on “Encontrando el balance al emprender en pareja

    1. Hola Héctor, Muchas gracias por su comentario. Realmente nos motiva a seguir compartiendo nuestras experiencias. ¡Saludos!

  1. Hola Gabriela: me encanta saberla feliz, plena, realizada y satisfecha con la vida.
    Me encanta el queso hecho a base de leche de cabra. Me gustaría visitarlos.
    Un abrazo cariñoso de quien la recuerda con mucho cariño.
    Ms. Ileana

    1. Hola Ms. Ileana, Muchas gracias. Me encataría poder recibirla, yo también la recuerdo siempre con mucho cariño 🙂 Justamente la semana pasada me encontré los cuadernillos de notas del SEK y la recordé con una gran sonrisa. Sus comentarios siempre estaban llenos de muchísimo cariños y eran muy motivadores y realmente así la recuerdo como persona tambien. Siempre de buen humor y cuando nos corregía lo hacía con mucho cariño. Muchas gracias por eso. Un gran abrazo de vuelta!

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